viernes, 24 de octubre de 2008


El Parto Ecológico
¿Qué es un parto?

El parto es la transición entre el embarazo y la maternidad.
Es un recurso primitivo de la fisiología de todos los mamíferos en donde está previsto que el organismo de la hembra se abra para dejar salir a su cachorro.

En la especie humana este mecanismo está intacto desde que la humanidad es tal.
Sin embargo hoy en día asistimos a un número creciente e inusual de operaciones abdominales para permitir el nacimiento de los bebés al tiempo que crece el miedo de las mujeres a parir.

¿Po qué ocurre esto?
Las cesáreas son necesarias. De hecho La OMS dice en sus 16 recomendaciones para el parto que la tasa normal de cesáreas debería ser de hasta un 15% de la totalidad de los nacimientos.
Es curioso que los números se estén elevando tanto. Hay instituciones que tienen un 80% de cesáreas del total de los nacimientos. ¿Qué nos pasa a las mujeres? ¿Hemos venido falladas, que ya no podemos parir más y sin la tecnología no podemos procrear?

Según Michel Odent, médico francés dedicado a la salud perinatal, muchos nacimientos vaginales se malogran sencillamente por no respetar las necesidades básicas de la hembra femenina en situación de parto.
Estos requerimientos básicos son las condiciones que, estando presentes, propician el funcionamiento de la fisiología del parto.

¿Cómo funciona esto?
Volvamos a la hembra. Si una hembra mamífera, no importa su especie, entra en situación de parto, se aparta, busca un lugar seguro, libre de predadores, poco iluminado, silencioso. Ella estará sumamente vulnerable durante el proceso, y necesita protegerse tanto como a su cría. Si llega a aparecer en escena algo que la intimide, o la haga dudar de su seguridad, el progreso se interrumpirá hasta que vuelva a encontrar otro lugar seguro y allí poder continuar con el parto. Esta interrupción del proceso ocurre gracias a la secreción de adrenalina, una sustancia que aparece en situación de ataque o fuga.

Las hembras humanas tenemos en nuestra fisiología previstos los mismos mecanismos.
Nuestro hipotálamo, porción del cerebro que compartimos con otras mamíferas segrega una sustancia llamada oxitocina, que es la que provoca las contracciones uterinas para llevar a cabo el parto.

Cuando se "prende" el hipotálamo para llevar a cabo esta tarea, se "apaga" la corteza cerebral. la parte del cerebro que nos hace humanas. La corteza cerebral es la parte que piensa, razona, recuerda. La oxitocina no viene sola: como el proceso de dilatación del cuello del útero provoca sensaciones nuevas, y pueden ser dolorosas, la naturaleza tiene previstos los medios para poder atravesar ese trance, las endorfinas. Son sustancias que el hipotálamo produce, provocando en la mujer un estado de "conciencia alterada" y que la llevan a conectarse hacia sus adentros para atravesar el dolor. Ahora bien, cuando observamos las circunstancias en las que se lleva actualmente en la mayoría de los casos la atención obstétrica, podríamos pensar que hay muchos eventos que interrumpen la danza oxitocina-endorfinas y ponen en juego mucha más adrenalinas.

Podríamos enumerarlas de esta manera: Cualquier pregunta de número de documento, direcciones, enfermedades anteriores, número de hijos, etc. etc. etc. que se le realicen a la mujer en trabajo de parto, la llevan a pensar y activar su corteza cerebral. Estar en una sala que no conoce (lejos de lo que sería su "nido"), con personas que tampoco conoce, que conversan a su alrededor sobre temas triviales, mientras ella procura seguir "conectada hacia sus adentros".


Luces intensas, posiciones en las que se la obliga a permanecer que aumentan considerablemente su incomodidad. Administración de medicamentos (como si estuviera enferma) a través de una vía endovenosa, por lo que tuvieron que pincharle un brazo y colocarle un suero permanente...y hay muchas más. Rutinas que interfieren tremendamente un proceso fisiológico.

Es curioso, durante el parto se ponen en juego las mismas hormonas que aparecen durante una relación sexual. Pero no creo que sea muy fácil llegar a tener un orgasmo delante de desconocidos y en un lugar público. Y esto es lo que se espera que realice una mujer con su parto. Es lógico que presente "dificultades". La fisiología responde, la adrenalina aumenta, la oxitocina desminuye, las contracciones paran, todo se detiene. Y es muy triste la sensación de desempoderamiento que la mujer tiene en todo momento. No se siente respetada en sus necesidades básicas de intimidad ni de confort.

¿Cómo solucionamos esto?
En algunos lugares lo han logrado muy sencillamente.
Hoy están apareciendo dentro de algunas instituciones lo que se llama "Salas TPR" :Trabajo de parto, Parto y Recuperación.

La pareja puede instalarse en ese espacio de intimidad y hacerlo suyo mientras dure el proceso, acompañados por un equipo que responde a los requerimientos de dicha pareja, sin dejar de estar discretamente atentos al progreso. Todo ocurre allí: el trabajo de parto, el parto y permanecen allí con su recién nacido hasta que pueden irse a su habitación.

Todas las mujeres que han podido parir, solas o acompañadas por su pareja, y con sus procesos fisiológicos respetados, sienten un gran empoderamiento. Se ocupan de su bebé apenas nacido porque no tienen heridas a las que suturar, ni tienen medio cuerpo dormido, ni otras consecuencias de un parto intervenido. Atraviesan una enorme emoción, la de haber dado a luz y ese mismo entusiasmo es el impulso hacia la atención más celosa que su bebé necesita apenas nacido.

Se sienten sumamente orgullosas por lo que han podido hacer.
Y sus bebés, acaban de conocer y de respetar a la naturaleza, a través de su propio nacimiento.
El nacimiento es mágico. Pero no es un misterio.

Melina Bronfman
4772 1609
www.materpater.com.ar

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